martes, 15 de mayo de 2012

Reflexiones

En los ojos de una persona,se pueden ver muchas cosas,demasiadas creo yo. Allí es el único lugar en el que no somos capaces de fingir,no podemos esconder aquello que no queremos que los demás descubran.
Ese miedo que tenemos de demostrar nuestros sentimientos,esos que todo el mundo tiene,pero que apenas nadie se atreve a mostrar.
Es muy triste,muy muy triste que la vida transcurra sin pararnos ni un segundo a ser tal y como somos realmente,sin máscaras ni caretas de por medio. Se remueven demasiadas sensaciones en el estomago,cuando decides sincerarte,pero merece tanto la pena que esos nervios previos son incluso bienvenidos ya que no son mas que un entrenamiento a lo que se avecina.
El hecho de revelar nuestros puntos débiles no nos hace mas frágiles o endebles,sino al contrario,nos fortalece y nos ayuda a crear una personalidad mas acentuada.
Aprender a declarar nuestros sentimientos es difícil,pero gratificante,mientras que encerrarte en tu mundo y no dejar entrar a nadie para intentar que nadie te haga daño es fácil si,pero demasiado cobarde,y en un futuro te darás cuenta de que realmente nadie te ha hecho daño únicamente tu mismo al no permitir que nadie te conozca verdaderamente



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